elucubraciones fluorescentes

En un video de 20 segundos que da vuelta en facebook se ve a un policía dejar de disparar para saludar a una conocida que lleva un chaleco amarillo. 





Esas imágenes dicen mucho más de lo inédito que esta pasando en Francia que cualquier discurso sociológico, politólogo o filósofo que ya ha llenado miles de paginas para explicar un fenómeno que no se entiende.

A primera vista explicita el carácter naif de la movilización fluorescente: esta señora acercando a saludar el poli remite a las primeras semanas de protesta (entre los Actos I y II), cuando los Gilets Jaunes estaban mucho más sorprendidos que indignados por las violencias policiales de la que eran victimas. En aquel momento para muchos el policía no era un enemigo sino otro trabajador, quizás un primo al que le ha ido mal, que no tuvo mucho más opción o que optó por un laburo un poco menos precarizado que los demás. Lxs Gilets Jaunes entraron en la escena política pensando que la policía pagada con sus impuestos estaba destinada a protegerles, no a reprimirles. 





Pero esas imágenes son más recientes, probablemente del ultimo sábado (Acto V), y ya no queda un Gilet Jaune que crea que la función policial no sea de proteger el poder antes que lxs ciudadanxs. No pasaron en vano semanas de violencia arbitraria adentro de la mayor represión registrada en el país desde la Guerra de Argelia (1954-1962).




También dice mucho de la descomposición del poder y de la inversión de legitimidad que se operó en las ultimas semanas. Se observa que el “primo” policía no tiene uniforme, esta vestido con jeans y chaqueta de cuero. No es la Francia pomposa potencia mundial, sino unos pandilleros desprolijos que representan –esta vez exactamente- un poder vestido de sus últimos harapos. Quien tiene uniforme es la Gilet Jaune. Y no es que un uniforme conlleve necesariamente legitimidad, sino que en este caso el chaleco funciona como una señalética que dice “acá hay alguien decente”, no es tanto un signo de protesta que el de una dignidad –adquirida o construida con esas semanas de movilización- (obviamente, hablo de un símbolo no de personas que pueden tener las más variadas opiniones, incluso las peores). Del otro lado, hay una milicia de malandros desprolijos. 





Esos desprolijos, este ejército de desprolijos no sale de la nada, esta a imagen y semejanza de los guardaespaldas del presidente. El “BenalaGate” (del nombre de un guardaespaldas de Macron que, haciéndose pasar por policía, andaba pegando manifestantes el 1ero de Mayo) reveló un estilo policial que unifica bajo una misma desprolijidad a fuerzas de represión antes distintas (Policía Nacional, Policía Municipal, Seguridad Privada, Guardia Presidencial, etcétera). Y este estilo es el de matones, y esos matones hoy hacen sentir al gobierno por un lado, a la población que maltrata por el otro, que tienen el poder.




La escena burlesca se puede imaginar así: una señora decente se va a la ciudad a protestar y, casualmente, se encuentra con el primo (digamos el sobrino) depravado. Podría hacerse la desentendida y pasar su camino pero, precisamente, es decente por lo que lo saluda, es su manera de decirle que sigue siendo parte de la comunidad, que es rescatable a pesar de todos sus desvíos. Por su parte, el sobrino se encuentra en plena acción nefasta, si fuera un yonki estaría justo en el momento en el cual hundiría su seringa en el brazo, cuando surge la señora decente. En vez de petrificarse se abstrae de la situación y de lo que esta haciendo y saluda, como si durante unos segundos volviera a ser el buen chico del barrio.
Claro, esas son solos elucubraciones fluorescentes, no se saben quien es esa Gilet Jaune, ni si el poli desprolijo es del barrio. Pero la imaginación es actualmente la mejor opción para entender algo de la realidad, ya que los medios dominantes se alejan de ella a medida que la policía extiende su violencia.






Se pueden entender esas imágenes de otra manera: como una escena típica de una guerra civil, que remite a los muchos testimonios de por ejemplo la guerra civil española cuando primos se encuentran de los dos lados de la frontera móvil que divide el país. ¿Francia esta en un estado de guerra? Obvio, y eso no empiezo ahora, y no se limita a Francia, hace rato que estamos todos envueltos en una guerra civil mundial desatada por los más ricos en contra de todas las poblaciones para que acepten el despojo al que están sometidas – es el multimillonario Warren Buffet que lo decía “obvio que estamos en una guerra de clases, pero es mi clase, la de los ricos que hace esa guerra y la esta ganando”(1) . Pero cuando muchos comentarios se refieren una guerra civil en Francia piensan en otra cosa: en blindados con gaz paralizante que estacionan alrededor del palacion presidencial en París, en decenas de ojos arrancados, manos descuajadas, rostros desfigurados, y decenas de miles de policias que andan violentando a la gente porque sí.




La actitud del primo desprolijo puede decir otra cosa. Deja de disparar al reconocer a alguien y, de la misma manera que usa su poder arbitrario al disparar y pegar quien se la da gana, ahora usa ese poder para salvar a alguien de la ira de su pandilla, y lo hace a su antojo. Es decir que afirma aún más su potencia. En este sentido la escena ilustra el fenómeno de ascenso del estado policial. El principal sindicato de policía, el muy derechista “Aliance”, llamó a un paro para hoy, miércoles 19 de diciembre. Esa huelga ha sido a veces interpretada como un signo de solidaridad con la rebelión de los Chalecos –de manera que algunos llaman a solidarse con la policía, sea porque piensan que ellos viven las mismas condiciones, sea porque entienden que no podrán ganar sin que una parte del aparato represivo se dé la vuelta-. Sin embargo es mucho más probable que esta huelga sea una manera de reforzar aún más la corporación policial aprovechando la debilidad máxima del gobierno. Es una presión para obtener dinero y poder (que incluye absoluta impunidad). 




Otra hipótesis, esa imagen sugiere una convergencia de luchas entre chalecos amarillos y azules, es decir que la policía se apoye en el sector reaccionario de los fluorescentes para derrocar el régimen, hacia algo peor aun. Película de terror que no se puede descartar del todo.



1. "There’s class warfare, all right, but it’s my class, the rich class, that’s making war, and we’re winning". https://www.nytimes.com/2006/11/26/business/yourmoney/26every.html?ex=1165554000&en=02ed48ae1473efe0&ei=5070  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Informe dominguero, 6 de enero

Todo el poder a las corporaciones

Chalecos y Extrema-derecha I & II