Francia fluorescente- Informe dominguero
El
misterio de los medios tuertos. Parece un milagro, después de dos meses de
represión que alcanzó un nivel inédito y cantidad de personas que perdieron un
ojo por el impacto de las balas de goma policiales, medios dominantes recuperaron
la vista y de repente hablan de “violencia policial”. Fuera de la ironía, es
una verdadera pregunta: ¿por qué medios que transmiten –a un nivel también
inédito- la propaganda gubernamental y policial empiezan a dar cuenta de los
decenas de heridas de por vida y las centenares de heridas graves que sufrieron
lxs manifestantes cuando el gobierno sigue negando?
Varias
explicaciones posibles. Una es que algunas encuestas muestran que la población
ya descree en su gran mayoría los principales medios dominantes. Entonces,
quizás haya una voluntad de esos medios de reconstruir un poco de credibilidad
perdida para seguir teniendo algún peso (seria una cuestión de sobrevivencia de
sus intereses ya que al perder toda credibilidad también pierden el poder que
tienen para defender los intereses industriales de sus dueños a la hora de negociar
contratos con el Estado).
Segunda
explicación, esos medios conocen por primera vez una suerte de “lucha de clase”
(o de oficios) interna, con reportero/as que se rebelan en contra de los
directores de redacción y sus columnistas.
La ultra parcialidad de esos comentaristas (mucho mejor pagos que lxs
periodistas de terreno) se repercuta en el trato que reciben en la calle, ya
que lxs manifestantes los rechazan y a veces les dan palo por la imagen
deformada que transmiten sus canales. Este fenómeno se vio claramente esta
semana con la primera asamblea de empleados de BFM-TV (el equivalente de TN)
criticando la línea editorial.
Otra
explicación puede provenir de una interna policial. Desde el principio del
movimiento de los Chalecos Amarillos, los sindicatos de policía (que justamente
en diciembre tenían elecciones gremiales) entendieron que detienen un poder casi
inédito –hace rato que el gobierno hubiera caído sin el apoyo indefectible de
la policía que aplica cualquier directiva, incluso las más politiqueras, gubernamental-.
Ahora bien, hay mínimo dos opciones para esos sindicatos. Una es obtener
mejoras salariales (muy limitadas) y juguetes nuevos (nuevas armas, autos,
etc.) e insertarse aún mejor en el esquema de poder del Estado que se derechiza
al mismo tiempo. La otra, es responsabilizar el gobierno por la situación
actual y buscar así mucho más dinero (entre otra, el pago de las miles de horas
extras) y obtener un poder mucho más amplio en la toma de decisión (en el
esquema actual no son los “técnicos” sino los “políticos” quienes deciden de la
gestión de las manifestaciones, por ejemplo, lo que explica por buena parte las
escenas de violencia espectacular que alimentan el discurso oficial anti-Chalecos).
Sin
embargo, las dos principales explicaciones provienen de los mismos Chalecos y
de los medios alternativos. Por un lado, los Chalecos deciden del agenda, y el
grado de indignación por los heridos se volvió central en sus ultimas
manifestaciones. Del otro lado, hubo muy pocos periodistas que registraron esas
violencias policiales desde el principio, y alcanzan ahora un “capital de
credibilidad” que presiona sobre los medios dominantes.
Desde
el gobierno, la negación de su violencia alcanza un grado casi divertido si no
fuera centenares de cuerpos mutilados, vidas quebradas y familias traumatizadas.
También ese gobierno abrió un “gran debate nacional”, con el cual pretende desviar
las cuestiones sociales y constitucionales hacia temas de derechas (liberales y
nacionalistas), pero eso no es noticia por lo poco relevante.
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