El gobierno francés, la secta de los ultras


“El nivel de violencia somos nosotros quienes le fijamos” confirma un jefe de policía (en una entrevista con un sociólogo). La estructura gubernamental francesa –autoritaria y monárquica- conlleva una doctrina policial más de confrontación que de conciliación con la población. Eso explica en parte que un movimiento inicialmente muy poco combativo, de reclamos básicos más que de critica radical, pueda convertirse en cuasi insurreccional. Sea por las reivendicaciones o por su sociología, los Gilets Jaunes se hubieran fácilmente convertido en otro 5 Estrellas (cosa que aún puede suceder, desgraciadamente) pero la rigidez del poder francés le lleva a otro lugar desconocido.
Por el momento sin embargo, la radicalización se nota mucho más del lado del gobierno que en la calle. Los ministros y los medios dominantes dejaron de fingir cualquier republicanismo consensual y aparecen en su crudo sectarismo de casta. Ellos en contra del mundo, ellos con su Verdad, los demás enemigos que hay reducir y someter hasta el ultimo. 

Cuando se inició un crowfunding para ayudar la familia del héroe (en su sentido homérico) de los Gilets Jaunes, el boxeador “Gitano de Massy” ahora en cana, no solo ha sido clausurado por presión gubernamental, sino que una ministra quiere que se identifiquen lxs donantes y perseguirles por “complicidad”. El liberalismo económico del que se reclama este gobierno es valido solo cuando les conviene, si la gente quiere usar su dinero para algo que le importe de verdad, entonces es condenable. Compren ropa nueva y otras porquerías para nuestra Economía, pero si usan su poder adquisitivo para crear solidaridades entonces serán sediciosos. 



Así, también le prohíbe al héroe obtener la mejor defensa jurídica posible (en contra de un principio liberal de la justicia), la Justicia tiene que ser injusta y castigar a los pobres (a pesar de haber sido varias veces campeón de boxeo, Chritophe Dettinger es un trabajador común al que le cuesta pagar sus cuentas). Eso sigue la misma lógica que la de prohibir cualquier objeto que permita protegerse o sanarse (mascarillas y sueros) frente a los gases de la policía en la calle. Quitar esas simples herramientas no de defensa sino de protección se ha vuelto una practica extendida de la policía, y ahora es confirmada por decretos (desde el Estado). Protegerse es percibido por la secta gubernamental como una agresión, las personas tienen que estar al alcance de sus golpes.
Y obviamente, ninguna voz del gobierno mencionó a los más 2500 heridos registrados (dentro de los cuales unos 250 de por vida), no existen, no son nada.
Mientras tanto, un ex ministro (y filosofo de la casta) llama a que la policía y el ejército disparen con bala de plomo en contra de los manifestantes. No hubo ninguna reacción oficial para condenar este claro llamado al asesinato.

Esa secta gubernamental esta dispuesta a llevar el país a sangre y fuego para que la casta siga en el poder, y no solo eso: se vengara por el miedo que tiene, por lo que perseguirá todos y cada uno de los manifestantes. No deja otra alternativa que convertirse todx en gitanxs de Massy

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