Todo el poder a las corporaciones
El ya viejo lema de altermundialistas para
describir el sistema capital-estado, “privatizar las ganancias, socializar las perdidas” acierta en cada nuevo pico de la crisis permanente. Por más obvio que sea,
hace falta recordar el “atraco del siglo” del 2008 (pongo comillas porque el
que viene fácilmente lo puede superar), con sus billones públicos para salvar
bancos y aseguradoras que, a cambio, hundieron Estados, con catástrofes
sociales en varios países (Grecia como paradigma).
De nuevo, se escuchan los
ultras de la empresa privada hacer la apología del Estado de Bienestar al que
recién ayer (literalmente) se dedicaban a destruir. Macron en Francia hizo un
discurso opuesto al 180 grados con su política, en Alemania se habla de nacionalizar
empresas, etcétera. Como en el 2008 y principio del 2009, cuando Bush, Obama,
Sarkozy Etcétera descubrieron billones
para rescatar un sistema financiero al punto de colapsar. En ese entonces se
escucharon todos los comentaristas que van explicando día tras día que lo
publico no funciona y que hay que ser realistas (la única gestión eficiente es la
que es dirigida por el mercado) cambiar, del día para el otro, y explicar que el mercado no
se le puede dejar manejar por si solo…
¿Que hicieron después? Reforzaron todas las
potencias del dinero, aplastando todas las revoluciones y movimientos sociales
en el mundo. No olvidemos que no solo han transferido las riquezas sociales en
los bolsillos de los más ricos, sino que también han invertido fortunas en
sistemas de seguridad para aplastar de todas las formas posibles a todos los
movimientos populares. Revoluciones que se convirtieron en masacres organizados
con nuevas tecnologías en el mundo árabe, aparatos policiales reforzados en
todo el mundo, elecciones manipuladas con esas mismas tecnologías que sirven a
ubicar y destruir los oponentes políticos.
Todo indica que este nuevo pico de la crisis
permanente será otra oportunidad para acelerar la transferencia de riquezas en
los bolsillos de los mismos. Y cuando se habla de riquezas, en realidad se
habla de poder. En Seattle (Estado de Washington, USA), a falta de un sistema
de salud publica capaz de enfrentar el brote de corona virus, quien distribuye
los test de Covid-19 es la Fundación de Bill Gates. Este señor y sus pares (una
oligarquía mundial de muy pocas familias) ya detienen todas las riquezas del
mundo, ahora están en posición de remplazar los Estados. Hoy Bill Gates
remplaza el sistema de salud publica que ha sido conscientemente devastado durante
cuarentas años, mañana (en realidad ya empezó hace tiempo) remplazara el
sistema represivo. Todos los poderes que pertenecían a los Estados son
transferidos a las empresas. Esos poderes en mano del Estado han sido terroríficos,
en manos de corporaciones serán peores (la empresa, como organización política,
es estructuralmente una dictadura asumida como tal: decide su dueño eso es todo).
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