Bicentenario por allá, bicentenario por acá

No creo que haya muchas similitudes formales entre dos bicentenarios, el de la Revolución francesa en 1989 y el de la Independencia argentina este 9 de julio de 2016, sin embargo me parecen dirigidas por una misma concepción o un mismo deseo algo paradójico ya que al mismo tiempo que pretende celebrar un acto fundante quiere cerrarlo a toda costa.




Si nos limitamos en lo formal y lo espectacular casi nada reúnen esas dos celebraciones: la francesa del 89 ha sido marcado por un gigantesco desfile organizado por el publicitario Jean-Paul Goude muy acorde con la estética ostentosa de la publicidad triunfante en los 80’ mientras que la argentina ha sido marcada por la austeridad de los festejos y un desfile esencialmente militar.




La similitud es más ideológica: los dos actos participan de esa misma ideología del “fin de las ideologías” (también llamada “fin de la Historia”) que aborrece el conflicto y por lo tanto quiere borrar las asperidades de la ruptura que suponen las revoluciones. Las celebraciones francesas han sido pensadas y diseñadas por el historiador François Furet para quien el bicentenario tenia que marcar el fin de la Revolución (entendiendo que para los otros 1989 ha sido tan solo el comienzo de una lucha permanente para lograr su principal ideal que es la igualdad). Es así que en esos años –y siempre bajo la tremenda influencia de Furet- se difundió una imagen muy negativa de la Revolución (la de un baño de sangre sin motivo valido más que la de una liberación del yugo del feudalismo y de la monarquía). Esa imagen repulsiva de la Revolución (en realidad de las revoluciones ya que es la idea misma de revolución que se combate) era acompañada de un llamado a borrar los antagonismos que desataron (o revelaron, según nosotros) las luchas en contra de las desigualdades (de tipo estamentales pero también sociales aunque haya sido un retundo fracaso hasta ahora). Es el mismo sentido que se entiende de la presencia de la corona española (a través del rey “jubilado” Juan Carlos) en el acto de Independencia: cerrar ruptura de la independencia para borrar los antagonismos desataron (o revelaron, según nosotros). 

Es así que esos dos bicentenarios a primera vista tan disimiles sugieren un mismo proyecto político de reconciliación al detrimento de los ideales que llevaron las revoluciones. 

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